enero 09, 2003

El señor de los anillos: Las dos torres. Aironazo que hace vibrar el pecho como una habitación llena de biombos, vacación todo pagado a lo imposible, dilema juguetón de culpas y perdones. Pero se extraña a Cate Blanchett. Sus profundos monólogos que dan consistencia y temperamento, elevando la historia y sus hilos. La voz en off que abre La Hermandad del Anillo es lo mejor del par de películas, hasta ahora:

"The world is changed. I feel it in the water."

Ella como vidrio. Muselina, falsete, dedo pulgar. Y esos ojos, alterados o no con la paleta cinematográfica, deberían ser la patente de un nuevo azul, Azul Blanchett.

No tengo idea cuánto voy a gastar en la trilogía, al cabo de años, sea en DVDs, sea en las gruesas noveletas y sus arrimados. Dos tickets en dos días consecutivos me hacen suponer que mucho. "¿A qué nos aferramos, Frodo?", pregunta Sam, uno de los que más terreno gana en el rompecabezas cerebral que atenaza al hermoso hobbit. Ignoro si la evolución de Sam sucede en la novela o es una decisión del director, como también el hecho de meter a Liv Tyler así, tan forzada y desechable, como sostén afectivo para un personaje con suficiente masa, Aragorn, que no lo necesita, más bien para justificarla en el reparto.

Formo parte de los nuevos adeptos de Tolkien. En 1993 estuve a punto de leer la obra, tan cerca que fue cuestión de abrirlo y dejarme llevar, pero se interpuso El queso y los gusanos de Carlo Ginzburg, que echa por tierra mucho del imaginario medieval, y la perilla movió todos los canales. Algún día será.

. . . . . . . . .

Comentarios:
mr_phuy@mail.com




Comments:
saludos javier, tu amigo.. ivan
alguien igual de loco que se dejo atrapar por orcos, y arboles parlantes..
 
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